domingo, 2 de febrero de 2014

Adelia y Abelito Interpretes: Araceli Marquez y Facundo Arrimada Dirección: Rosina Gungolo

Teta Picante Interpetes: Araceli Marquez y Facundo Arrimada Dirección: Rosina Gungolo

Critica y comentario: Patricia Galassi “El peladero”, Bahia Blanca, septiembre 2013. ‘En un aluvión de gestos físicos secuenciados y repetidos hasta el hartazgo y eliminando toda perspectiva unidimensional Rosina Gungolo nos conduce a un estado casi hipnótico desde una óptica extra cotidiana donde el movimiento adquiere un enorme poder transgresor. Con un lenguaje corporal propio y claramente imbuido en la dramaturgia personal del autor, Rosina lleva adelante sus improvisaciones,interactuando con el ‘armado’ de las secuencias sonoras en tiempo real a cargo del propio Nicolas Poggi. La iluminación por momentos desconcierta desacertadamente . No obstante la acción de Rosina y la excelente sonoridad de Monstruo Salvaje nos conduce a un estado de hipnosis explotando hacia el final recordando aquella famosa performance donde Marina Ambramovic danza desnuda con su cabeza embolsada durante horas El cierre ‘esperado’ tal vez hubiera sido que toda la audiencia se sume a su danza desaforada culminando en una fiesta. En cambio quedamos todxs en un estado de shok, con la energía contenida a punto de estallar Monstruo Salvaje es energía pura concentrada, dirigida y transformada en un acto explosivo en continuo riesgo físico y emotivo que desemboca en la entrega suicida de la intérprete.’ http://elpeladerocriticasycomentarios.blogspot.com.ar/

Critica de Natalia Martirena Fui a ver la obra perfomática Transformer de Nicolas Poggi y Rosina Gungolo que directamente asociamos con peliculas y juguetes. Pero es otra cosa," ser arrojado" en el tiempo es lo que me dió la necesidad de compartir la experiencia, no sólo porque me gustó mucho (me gustaron varias obras de danza de éste 2013 bahiense). Transformer basada en la repetición y la secuencialidad nos hace entrar en otra temporalidad( con ésta descripción me quedo muy corta), transformer la bailarina , transformer un living o cuarto de una casa, transformer el vestuario, transformer el espectador, transformer la historia. Transformer tiene algo de Acumulation de Trisha Brown(1971-73, 1978,1997) , tiene algo de la obra que ellos mismos hicieron hace dos años en el Teatro Municipal , tiene algo de acá y sobre todo tiene algo único de Nico y Rosina. Es una mezcla panorámica en donde mirás de un punta como se concentra en la presencia de un cuerpo la relación del tiempo, la memoria y la acción. Una acumulación histórica en relación a la danza bahiense. Ahi siento que se juega algo fuerte. Actúa en el presente y a la vez te empuja al pasado y al futuro. Es un obra puerta giratoria que no sabés muy bien cuándo ni dónde vas a salir.//

Montruo Salvaje Como un holograma en la luz aparece un ser de otro planeta. Hay un instante rojo en el que el ojo insiste en querer descifrar. No sabés o no te acordás como es el cuerpo de otro, creés, vas dibujando formas por instinto, como si tantearas con las manos, se desdibujan, querés volver a ver, creer más. Lo que pasa ahí y lo que te llevás grabado en la mente está atravesado por tu historia de experiencia personal. Un movimiento lento se transforma en signo de un idioma corporal. De eso a tic nervioso. Toc toc toc, soy un órgano de mi propio cuerpo, no puedo disimularlo. Uno mismo tiene algo de caballo o de pajarito. Sos un monstruo de la naturaleza, un bichito lindo. Algo que no puede guardarse adentro, se despierta. El mismo camino todos los días para todas las cosas se convierte, y te convierte. Tal vez, ya seas diferente. Insiste la sensación de llevarse a sí mismo a cuestas. La velocidad la vuelve una máquina, un motor en funcionamiento. La palabra se metamorfosea en mueca y de ahí en grito. Lapsus: antes de la oscuridad la cabeza contra la pared presiona. No sé, creo que estoy soñando: Oh, es la luz divina del señor, Oh, es una obra de arte contemporáneo, Oh, es un modelo vivo. Miramos. Parece que tiene miedo, parece que se lo quiere sacar todo, parece que lo desparrama. Siempre es buena protección tener un traje rosa, yo también creo. Acá la forma de los movimientos, la combinación y la velocidad cuentan todas las historias que querés, las escuchás de a poquito, de repente se te escapan y se termina. Quedaste ahí. Meli Depetris

sábado, 19 de enero de 2013

VEO EN EL SILENCIO Por: Pablo Gungolo Un texto para: “t.t.t.t.t” // dirigida por: Rosina Gúngolo "t.t.t.t.t" Lo indecible es aquello que al escritor desespera, obsesiona y al mismo tiempo es aquella búsqueda la que lo mantiene con vida, en su afán de destruir el monopolio de la realidad, bucea en las palabras que toquen el tilín del corazón. Alejandra Pizarnik pegaba los poemas que estaba escribiendo en una pared para visualizarlos y en las palabras faltantes hacia un dibujo invocando por medio de un jeroglífico su esencia, para que llegue por fin la palabra justa. Lo invisible abarca y lleva como correlato lo indecible a la danza, también lo subsume, lo chupa y lo lleva a su propio concepto imaginario. Los movimientos invisibles, existen. Rosina hace de lo invisible una apología: creer y confiar que está sucediendo, que en el aire oscuro el movimiento actúa, es ejecutado / pensado una y otra vez / improvisado, para que nadie vea más que el contorno difuso de una sombra. Pero la oscuridad no está sola, existe un la luz que titila (cual faro posmoderno), esa es la referencia de que sucede, a partir de ahí, de la concentración del rojo, del rojo que titila, un estimulo que redunda: repite y repite sin solución de continuidad, acaso no es el núcleo de la vida moderna, la ultima reducción de ahora y hoy y ahora y ahora y la música une lo negro y lo rojo, también titila en un mismo lenguaje, que crece por el hecho de permanecer constante, acompañada de sutiles variaciones, pero perseverante, el oído es llevado a un eco del propio sonido, que también se vuelve eco. La incongruencia: que la imagen llegue desde una tv, la ironía: detrás del aparato la otra, danza viva está bailando y hay dos movimientos al instante, que surgen de uno; donde está el espíritu y la respiración, ahí los orígenes más íntimos de una idea hermética, que se expande. La obra desafía, al dar vuelta el foco de la mirada, de repente me encuentro proyectado en un televisor: me reconozco, pero toco tímidamente alguna parte de la cara o realizo un microgesto, me aseguro que lo veo por la pantalla soy yo, y el resto del público también se observa, pero como público. Se rompe la intimidad del único rostro ante los espejo del baño, del ascensor y del palier, de las vidrieras de los negocios al pasar o de las ventanillas de los colectivos. Observados como recorte de sociedad que observa, se abren los interrogantes y ahí si estamos solos. Sin contornos claros y sin formas limpias, detrás del sonido y de la luz que sobresaltan, se mueven los hilos transparentes de quien baila y asegura, que lo invisible tiene cuerpo.